rueda jóvenes Orán

La esperanza que anida en las juventudes rurales

Fortalecer  las capacidades y las habilidades de las poblaciones rurales jóvenes resulta esencial si se busca promover un desarrollo rural  territorial. Con este enfoque se comenzó a desarrollar en 2019 con el apoyo de Church World Service  (CWS) el Programa de Formación Integral Raíces Chaqueñas (PRCH) dirigido a jóvenes de la Argentina y Bolivia.

Una iniciativa que nació del Programa Integrado Transfronterizo (PIT), que FUNDAPAZ viene trabajando con la Junta Unida de Misiones (JUM) y el Centro de Estudios Regionales para el Desarrollo de Tarija (CERDET). Uno de sus objetivos, entre otros, busca fortalecer los liderazgos juveniles en las organizaciones comunitarias, atendiendo a la formación integral de la persona, a fin de promover la gestión juvenil territorial. Permitiendo llevar adelante estrategias que mejoren las condiciones de vida de las familias del Gran Chaco.

Mediante una dinámica participativa, en la que se puso en práctica el diálogo y el intercambio de saberes, se realizaron este año siete talleres virtuales. Los principales temas fueron: conocimiento cultural y ancestral, derechos humanos y juventudes, políticas públicas para las juventudes, derechos sexuales y reproductivos, proyectos de vida y desarrollo territorial; y nuevas formas de ser y estar en el mundo. Con el transcurrir de los meses, los vínculos, las reflexiones y las miradas se fueron fortaleciendo en cada encuentro.

Nicolás Palma, vive en la localidad de Bananal del departamento Ledesma, en Jujuy, e integra la organización Movida Show junto a otros 80 jóvenes. En su organización desarrollan diferentes talleres de formación, pero uno de los más importantes es el de danza y expresión corporal.  “Con mis compañeros participamos de los talleres. Nos gustó mucho el de los derechos humanos- comenta al referirse al PRCH-  porque nos brindó muchos conocimientos y herramientas sobre el tema. Estamos muy agradecidos por haber podido participar de los encuentros virtuales”.

Desde Santiago del Estero, Cecilia Cortés, miembro de la Asociación Civil de Pequeños Productores Agrícolas – Caprinos, “La Nobleza”, destaca la importancia del Programa: “Creo que es un gran aliado para los jóvenes porque nos brinda un espacio para participar y compartir los saberes que traemos desde nuestras organizaciones, y porque nos invita a crecer en liderazgo para poder hacer una transformación ocupando el rol que nos toca. Nos da herramientas y vamos creando un espacio para compartir experiencias con otros jóvenes de diferentes lugares.”

Al referirse al alcance de esta propuesta, Horacio Moschén, miembro de FUNDAPAZ comentó: “Para nosotros fue un desafío repensar este programa para la virtualidad. Nos llevó a involucrarnos en la pedagogía virtual y a contratar consultores que nos ayudaran a pensar los contenidos de otro modo, para poder aplicarlos con una población que sabíamos que iba a tener dificultades para acceder a la conectividad”.

“Estamos muy satisfechos con los resultados -agregó- porque pudimos realizar siete talleres y encuentros de refuerzo de algunos contenidos. Contamos con un equipo de profesionales con mucha predisposición y de un profesionalismo notable que destacó el potencial que tiene la juventud. Por otro lado, con las instituciones de la Argentina y Bolivia, con la que llevamos adelante esta iniciativa, pudimos organizarnos, capacitarnos y fortalecer lazos históricos que nos dejan una trayectoria a encarar el próximo año”. El cierre de esta etapa de Raíces Chaqueñas se realizó de manera presencial en Orán, Salta. Allí el encuentro cercano les permitió a los jóvenes reconocerse, mirar el camino recorrido y seguir pensando en los proyectos de vida que cada uno está construyendo.

El Quebracho cisternas 2

Obras que dan forma a un modelo de desarrollo criollo en Santa Victoria Este

Once familias del grupo vecinal El Quebracho que viven en un lunar criollo, se organizaron para dar respuesta a sus principales necesidades en la zona.

El entusiasmo de haber alcanzado algunos logros que permiten vivir mejor, sigue acompañando en estos días a las familias del grupo vecinal El Quebracho, miembro de la Organización de Familias Criollas (OFC) de Santa Victoria Este, en Salta. Sucede que luego de más de 20 años de llevar adelante diferentes acciones para poder desarrollarse en el territorio donde viven, hoy conocido como un “lunar criollo Quebracho ”, acaban de presentar un plan integral de manejo de recursos naturales que incluye: la construcción de seis cisternas de 16.000 litros para captar agua segura para consumo, una de las principales necesidades de la zona; la implementación de sistemas silvopastoriles, el desarrollo de un programa ganadero y apícola, y una huerta agroecológica que está a cargo del grupo de mujeres.

Estas obras tienen un significado especial porque se enmarcan en un proceso de regularización dominial de la tierra que se viene desarrollando en los ex lotes fiscales 55 y 14 entre familias criollas y comunidades indígenas, por el cual las comunidades indígenas accedieron a 400.000 has y las familias criollas a 243.000 has. Desde el año 2000 FUNDAPAZ acompaña a la OFC en este proceso con el Proyecto Pilcomayo, que cuenta con la cooperación internacional de Misereor y de Pan Para el Mundo, y  en el que también participan Lhaka Honhat con el acompañamiento de  Asociana.

Luego de  muchos años de diálogo y acuerdos entre las familias criollas y las comunidades indígenas, que logró definir la distribución territorial de cada población, en este grupo Quebracho 11 familias lograron la titularidad de la tierra donde viven en pleno acuerdo con las comunidades indígenas vecinas: un lunar criollo de unas 1.750 ha.

“Hoy son 11 las familias que lograron el arraigo en esta zona, y gracias al trabajo comunitario  tenemos ganado mayor y menor, 15 hectáreas de manejo de potrero silvopastoril y obras de acceso al agua. Si bien todavía no logramos cubrir toda la necesidad de agua para producción porque tenemos que llevar los animales hasta el río que nos queda a 15 kilómetros, avanzamos mucho”, cuenta Daniel Daniel Herrera, presidente de la organización Raíces del Chaco del Quebracho.

Noelia Arias, una de las diez mujeres que trabaja en la huerta comunitaria, agrega: “La huerta es un gran beneficio para cada familia porque nos permitió hacer un cambio en la alimentación. Ahora podemos tener lechuga, acelga, zanahoria, cosas que nos aportan muchos nutrientes, y no tenemos que ir hasta el pueblo a comprar. Eso muchas veces es difícil por el mal estado de los caminos. Por eso todas trabajamos con entusiasmo en esto”.

Así, mientras se llevaban adelante los acuerdos por la tierra se trabajó en este plan de acceso y manejo de recursos naturales en el que participaron instituciones, organismos provinciales y nacionales reunidos en la Mesa de Acceso al Agua del Chaco Salteño,  el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena, el  Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios (Proinder), el Programa Bosques Nativos y Comunidad, del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, entre otros actores.

Si bien aún queda mucho por hacer, ya que el Estado debe garantizar un presupuesto para los trabajos de infraestructura pendientes en la zona para terminar con el proceso de regularización dominial de la tierra, que incluya a todo el territorio y en el marco de acuerdos; la manera en que esta vecinal de la OFC resolvió los principales problemas de las familias, es un modelo que puede ser un ejemplo para otras vecinales de esta organización y también para otras organizaciones criollas que hoy conviven en este territorio.

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