Campo Alegre

Tener agua para mejorar la vida

Cada semana que pasa de estos últimos meses varias familias de las comunidades indígenas que viven en Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia, Salta, están más cerca de acceder a un derecho humano elemental como es el acceso a agua segura para consumo.

 

Allí, en el Chaco Salteño se está desarrollando el proyecto Agua segura en comunidades indígenas del Municipio de Santa Victoria Este, del Ministerio de Obras Públicas de Nación, con el apoyo de UNOPS, de Naciones Unidas y la asistencia técnica y el acompañamiento de FUNDAPAZ en tres de las nueve comunidades donde se está realizando.

El proyecto, que incluye en total la construcción de 75 cisternas de captación y almacenamiento de agua de lluvia, se está implementando en el territorio de los ex lotes fiscales ex Lotes Fiscales 14 y 55, cuya extensión es de

643.000 hectáreas que están implicadas en el caso “Comunidades indígenas miembros de la Asociación Lhaka Honhat (“Nuestra Tierra”) vs. Argentina”, que cuenta con sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) dictada a favor de Lhaka Honhat y que obliga al Estado argentino a realizar acciones para resarcir los derechos violados de las comunidades indígenas, entre los cuales se encuentra el derecho al acceso a agua segura para consumo. Es en este contexto, que este plan de obras busca ir cumpliendo con dicha sentencia.

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Estas obras beneficiarán  a 75 familias de nueve comunidades indígenas. Un plan que surgió luego de la Consulta Previa Libre e Informada que hizo el Estado junto con Lhaka Honhat. Las comunidades son: Campo Alegre, Quebrachal, Pozo El Algarrobo, Arrozal, Bella Vista, Rancho El Ñato Dos, Zapallar, San Miguel y Palmitas. Este trabajo también incluye el acompañamiento y la capacitación de las familias en el uso y mantenimiento de los sistemas de captación y almacenamiento de agua de lluvia.

FUNDAPAZ está acompañando este proceso y las obras que se realizan en Campo Alegre (7cisternas), Quebrachal (6 cisternas) y Pozo El Algarrobo (13 cisternas). En Campo Alegre  de las 7 cisternas, ya hay más de dos terminadas. Allí el equipo constructor está conformado por jóvenes wichi de San Patricio y Los Blancos; y criollos de Santa Victoria Este.

“Todas las obras de acceso al agua que estamos haciendo en la zona se realizan en el marco de la sentencia de la Corte IDH. Por otro lado, con las poblaciones criollas ya realizamos 15 represas para producción y se están terminando 27 cisternas”, contó César Ardiles, referente de la Fundación en el Pilcomayo.

El fallo de la Corte IDH es histórico, reconoce todo el proceso de trabajo institucional y político que FUNDAPAZ junto con la Organización de Familias Criollas (OFC) y Asociana con Lhaka Honhat vienen haciendo en el marco del Proyecto Pilcomayo desde 2002, con el apoyo de Misereor y Pan Para el Mundo, para alcanzar un ordenamiento territorial participativo y concertado de dos poblaciones, la criolla y la indígena, que acreditan derechos en el territorio.

Foto El Quebracho

Avanzan las obras para garantizar el acceso al agua en Santa Victoria Este

En el marco del proyecto “Acceso al Agua para consumo y producción de las familias de los ex lotes 55 y 14 de Santa Victoria Este”, el Ministerio de Infraestructura de Salta, firmó un convenio con FUNDAPAZ que puso en marcha una plan para la construcción de 27 cisternas, 15 represas y un pozo profundo en las zonas de Campo Largo, Pozo El Tigre,  Pozo La Yegua, El Chivil y El Quebracho; en Santa Victoria Este, norte de Salta, a fin de garantizar el acceso al agua segura a las familias del lugar.

La iniciativa se enmarca en el proceso de regularización territorial en dichos lotes que tiene como actores principales a la Asociación Lhaka Honhat y a la Organización de Familias Criollas (OFC) que habitan el territorio.  En lo que respecta a las comunidades indígenas, en el caso titulado “Comunidades indígenas miembros de la Asociación Lhaka Honhat Vs Argentina”, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) dictó una sentencia en la que reconoció el derecho a la propiedad ancestral y la entrega de un título único a las comunidades indígenas de 400.000 hectáreas, señalando que tienen derecho a conservar su identidad, tener acceso a la alimentación y al agua en un ambiente sano.

Por su parte, a las familias criollas de la OFC les corresponden 243.000 hectáreas de dichos lotes. Muchas de ellas hoy se encuentran en un proceso regularización y de relocalización, ya que vivían en el mismo territorio de las comunidades indígenas, y se tienen que mudar a  otras zonas para cumplir con los acuerdos alcanzados entre las partes. Otras, acordaron con las comunidades seguir viviendo en el mismo sitio, dentro del territorio indígena, lo que se conoce como “lunar criollo”.

Las obras de infraestructura que se están desarrollando en la zona, en el marco de un plan criollo para acceder al agua, que a la vez va dando cumplimiento a la sentencia de la Corte IDH son:

Pozo El Tigre: Comprende los parajes El Tigre, El Oso, El Atacal, Pozo El Milagro y San Miguel. Se están construyendo 9 módulos (cisternas y estructuras) para cosechar agua de lluvia.  El grupo de familias criollas que integran la Vecinal Pozo de Tigre se tienen que reubicar y en sus parcelas no tienen ninguna fuente de agua para consumo.

Pozo de la Yegua: Incluye los parajes El Potrero, El Sauce, Zainito, y Los Amichos. Las familias criollas de esta zona se encuentran dentro del lunar criollo Las Vertientes-Campo Largo y pertenecen a la Organización 20 de Septiembre, miembro de la OFC. Ellas son beneficiarias de 9 módulos de cosecha de agua de lluvia para consumo humano. En su mayoría se trata de mujeres de avanzada edad, con niños en edad escolar a cargo. Las mujeres suelen realizar un recorrido de 5 o 6 kilómetros para acceder a la fuente de agua más cercana.

Campo Largo: Abarca los parajes Campo Largo, Tres Marías, y El Talar. Aquí  los  pobladores también están en el  lunar criollo Las Vertientes-Campo Largo. Allí se están construyendo 9 módulos de cosecha de agua de lluvia para consumo humano. Si bien en la zona hay un pozo profundo comunitario, los análisis de calidad de agua arrojaron que no es apta para consumo.

El Quebracho: Los pobladores del lunar criollo El Quebracho pertenecen a una vecinal de la Organización de Familia Criollas (OFC) y son beneficiarios de un pozo profundo para uso productivos agrícola-ganadero, que les permitirá satisfacer los requerimientos de consumo de agua del ganado mayor y menor de todas las familias. Además se podrá implementar el riego por goteo en la huerta orgánica del grupo de mujeres del lunar.

Paraje El Chivil: Aquí se construyeron  15 represas de aproximadamente 300 m3cada una para las familias relocalizadas alrededor del paraje. Las familias integran la Asociación Vecinos Unidos y tienen que empezar de cero en sus nuevos lugares. Estas represas que benefician a más de 30 familias, es la primera obra que se realiza para tener agua para producción.

“Nosotros no sólo estamos pasando por una reorganización territorial, sino también se nos plantea cambiar la manera de pensar sobre cómo producimos y vivimos. Estamos acostumbrados  a producir de manera tradicional y poco seria, dependiendo totalmente del monte, con algunos animales criados a campo abierto y nada más. Sobrevivimos en el medio ambiente. Ahora pasamos a un sistema de crianza bajo alambre, donde vamos a depender de las estaciones, del clima, vamos a tener que sembrar pasturas. Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar y producir de verdad. Seguramente tendremos que diversificar la producción, como por ejemplo hacer apicultura y tener ganado menor entre otras cosas”, explicó Iván Palomo, presidente de la organización Vecinos Unidos.

“En el lugar nuevo –agregó- falta hacer cantidades de obras, pero lo principal es tener agua. Nosotros hicimos un plan criollo para abordar el tema del agua. Pensamos en hacer represas porque así es como se tiene el agua y lo que funciona en la zona desde hace más de 100 años, después tener cisternas para cosechar agua de lluvia en cada parcela y además hacer pozos comunitarios. Para empezar a pensar una historia nueva en este lugar nuevo, el agua es indispensable. Ahora ya tenemos las 15 represas terminadas, pero tenemos que seguir trabajando. Acá hace falta concientización y educación. Somos pocos los que vemos el futuro”, destacó.

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