Daki Bermejito

Daki Semiarido vivo, un camino para construir conocimiento colectivo

Comenzó en marzo último un programa regional de formación, que busca ser un puente de saberes que conecte a los pueblos que habitan los semiáridos.

 

En tres regiones semiáridas como son el Chaco Trinacional (Argentina, Bolivia y Paraguay); el Corredor Seco en  El Salvador, y el Semiárido Brasileño se está desarrollando el Programa de Formación en Agricultura Resilente al Clima: Daki Semiárido Vivo.

 Se trata de una acción de trabajo en red entre instituciones y organizaciones de esas regiones, que cuenta con el apoyo del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y que alienta la construcción de conocimiento colectivo buscando tanto la resiliencia de las poblaciones rurales que viven en las regiones semiáridas, como prácticas que contribuyan al equilibrio ambiental.

 Entre las 1.800 personas que están participando hay técnicos, agricultores, tutores, jóvenes y mujeres que iniciaron este programa en marzo último, intercambiando experiencias en las que se conocen datos sobre las poblaciones en cada territorio; la diferentes necesidades de políticas públicas; el rol de las comunidades en el cuidado de los ecosistemas; el análisis de casos exitosos; el manejo de tecnologías que pueden mejorar la vida en los semiáridos y muchas otras cuestiones relacionadas con la cultura y el potencial de estas zonas.

La alianza con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) fue fundamental para poder llevar adelante este Programa que es único porque unifica criterios regionales para el acceso al agua, a la tierra y al manejo productivo. Se implementa a través de más de 68 centros de conectividad  y una operatoria que se desarrolla por medio del PROCADIS del INTA. Tenemos que hacer algunos ajustes, pero está siendo muy bien recibido en las tres regiones”, explica Gabriel Seghezzo, a cargo de la Coordinación Estratégica de Gestión y Relacionamiento Institucional de FUNDAPAZ y coordinador de Daki Semiárido Vivo.

Daki Ojo de Agua Sgo3 mapa

Compartimos algunas voces de los participantes y tutores que van marcando el recorrido del Programa:

Ramón Torres, es tutor en el centro de conectividad que funciona en la Escuela de Educación Técnica N° 3170, con orientación agropecuaria, de La Unión, en el  departamento Rivadavia Banda Sur, Salta. “Aquí los estudiantes y los productores de la organización campesina El Ocultar están participando muy activamente en las clases. Todos están entusiasmados porque se abordan temas relacionadas con el cambio climático; tema del que en general se habla mucho, pero no se implementan muchas actividades”, cuenta.

Paola Marozzi Mo de FUNDAPAZ, está acompañando como tutora pedagógica  a participantes de la organización Reservas Campesinas, ubicada en el departamento Ojo de Agua en Santiago del Estero. “Creo que este proceso es muy valioso –dice-  porque permite intercambiar conocimientos en las tres regiones semiáridas de América Latina, experiencias positivas y negativas; estas últimas sirven para no cometer los mismos errores que otras organizaciones tuvieron.  Por otra parte, los jóvenes que están participando adquieren conocimientos nuevos no sólo técnicos y científicos, sino también como manejar la virtualidad. Esto les puede servir para otras cosas de la vida diaria, y también los trabajos grupales que desarrollamos para hacer los trabajos intermodulares propician un espacio de conocimiento de la organización. La importancia del Daki va más allá de intercambiar y compartir conocimientos, es un encuentro para fortalecer a las organizaciones que al fin de cuenta sirve para fortalecer la defensa del territorio”.

A Daniela Silva, que acompaña a comunidades campesinas e indígenas en Santiago del Estero,  este espacio formativo le resulta muy enriquecedor: “me encontré con otras compañeras, con dirigentes de organizaciones de pequeños productores campesinos, y esto me desafía a transformar  mis “sentipensares” , a la vez que me permite aportar mi granito de arena para las comunidades donde estamos trabajando. Es una transformación que nos demanda poder tejer redes que nos sostengan y no que nos ahoguen”. 

Daki Santo Domingo

Desde Santa Fe, Marta González, presidenta del Consejo de la Comunidad Caiastas (pueblo mocoit), de la localidad Cayastá, opina que “la propuesta del DAKI es muy interesante en especial para los jóvenes y para aquellas personas de las comunidades que están muy alejadas de la tecnología. Poder acceder hoy a una capacitación es muy importante, vamos a contar con nuevos saberes muy interesantes. A veces, se complica acceder a la plataforma o a las clases porque no tenemos conectividad. En nuestro caso tenemos un solo celular y somos tres personas. Las actividades están buenas, pero a veces la falta de conectividad nos juega una mala pasada”.

En la zona del Ramal Jujeño en Jujuy, Silvia Torres acompaña al pueblo. “Es un programa muy bien logrado -señala- con excelente materiales. Me sorprendió ver cómo este espacio de formación los estudiantes o productores encuentran algo que dignifica sus vidas a pesar de las dificultades y de los problemas personales, ya que se busca salir adelante”.

Éstos y otros actores siguen trabajando para consolidar redes regionales que implementen un trabajo colectivo de agricultura resiliente al clima. Éste es el motor que impulsa a DAKI SEMIÁRIDO VIVO.

Tener agua, un derecho que permite vivir mejor en el noreste de Santa Fe

Estamos acompañando a 37 familias que se dedican a la agricultura familiar en un proyecto para mejorar la infraestructura productiva de la zona.

La silueta color gris cemento de una cisterna con capacidad para cosechar 52.000 litros de agua de lluvia ya se deja ver por completo en el predio de la organización Mujeres Rurales Unidas ubicado en el Paraje Las 500. Es uno de los logros que se está alcanzando en poco menos de un mes de trabajo que lleva la ejecución del proyecto Mujeres, Ambiente y Desarrollo local.

Esta comunidad rural pertenece al municipio Gregoria Pérez de Denis, departamento 9 de Julio, Santa Fe. Allí se implementa este proyecto que alienta las esperanzas de las familias locales. Se trata de una iniciativa desarrollada por FUNDAPAZ en articulación con la Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena- Santa Fe; el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA) Santa Fe; y la Comuna de Gregoria Pérez de Denis con el financiamiento del Programa de Pequeñas Donaciones de Argentina (PPD), que depende del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD Argentina).

 Con este proyecto se beneficiarán 37 familias pertenecientes a dos organizaciones locales lideradas por mujeres como son: Feriantes El Nochero y Mujeres Rurales Unidas. A través del mismo, se busca recomponer la infraestructura productiva de la zona, incorporar tecnología y herramientas que permitan a las mujeres producir alimentos de manera sustentable y visibilizar el aporte que realizan las mujeres en la economía familiar y en el desarrollo local.

El departamento 9 de Julio, enfrenta una dramática crisis climática producto de los cambios en los usos del suelo y del avance de la frontera agropecuaria. Esto produce períodos de inundaciones que se alternan con sequías que impactan gravemente en las producciones de los pequeños agricultores quienes en ocasiones lo pierden todo, afectando no sólo la economía familiar, sino además las ventas en la feria que estas organizaciones impulsan en El Nochero, porque se quedan sin vender los productos de granja y hortícolas, principal fuente de ingreso de las familias.

Con la nueva cisterna ya en pie y teniendo en manos un plan para construir otras cinco cisternas de 16.000 litros, Mónica Rutz, miembro del grupo Feriantes El Nochero, cuenta: “El proyecto está muy bueno nos trae un alivio muy grande para el problema que tenemos con el agua. Nos trae vida y nos da la esperanza para seguir como productores. Vamos a poder cosechar agua para consumo humano y para lo que producimos en las pequeñas huertas. Es un proyecto fructífero. Los beneficiarios estamos más que felices de estar trabajando en esto, además es muy buena  la forma en que lo estamos llevando adelante con el esfuerzo que pone cada familia”.

Elena Díaz, de la organización Mujeres Rurales Unidas agrega que la zona está muy aislada y remarca que el principal problema que tienen es la dificultad para acceder al agua. “La cisterna nos va a ayudar muchísimo para  tener agua en nuestros hogares y para las pequeñas producciones que tenemos. Con la unión de todas las familias vamos a continuar con estos programas”, dice. Al referirse a la actividad que realizan cuenta que “cuando nos visita el INTA y nos dan pollitos empezamos a criarlos y a eso le sumamos todo lo que hacemos en las huertas”.

La estructura de cemento que da forma a la nueva cisterna en la que se almacenará agua de lluvia va a contener algo más que agua: anida sueños, más emprendimientos y un horizonte donde las 37 familias que participan de este proyecto puedan planificar una mejor calidad de vida en el lugar que habitan.

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