Mapeo grupo

Se realizó un taller sobre mapeo participativo en La Unión, Salta

Miembros de organizaciones criollas e indígenas del Lote Fiscal 26, de la localidad de La Unión ubicada en Rivadavia Banda Sur, Salta, participaron de un taller de capacitación sobre mapeo participativo, con el fin de avanzar en los acuerdos entre las poblaciones sobre el uso del territorio y alentar el proceso de regularización territorial.

Dicho lote comprende 15.918 hectáreas donde viven familias criollas y comunidades wichi con diferentes usos del territorio y costumbres culturales. Además, el ejido urbano del pueblo, es parte de esta superficie sin tener todavía la definición de la superficie que comprende.

“Desde FUNDAPAZ se resolvió retomar, junto a organizaciones, comunidades y pobladores, el trabajo de mapeo participativo, como una herramienta estratégica que permita visualizar las zonas de uso histórico, cultural, espiritual, ancestral, habitacional y productivo de ambas poblaciones. Con el fin de habilitar y fortalecer la dinámica de diálogo, que concluya en acuerdos y la gestión conjunta, para el reconocimiento urgente por parte del Estado, del derecho legítimo a la tierra y el territorio, de quienes acreditan esa condición. «Es necesario tener información, datos y mapas para mostrar ante los funcionarios provinciales y así poder avanzar en la regularización del territorio. Un tema que se inició a principio de los años 2000 y hoy está parado”, explicó Ramón Torres, promotor de FUNDAPAZ en la zona.

Al referirse a la respuesta de la gente señaló que “hubo mucha participación. Concurrieron miembros de la Asociación de Pequeños Productores y Familias Criollas del Lote 26 (APPL26) y de las 8 comunidades wichi: Ñanduti, El Progreso, La Purísima, La Asunción, Sol Naciente, Las Moras, Municipal y Mataderos. Esta vez se sumaron y hubo una buena participación de mujeres y jóvenes; antes venían sólo los caciques.”

“En el primer encuentro se presentó la metodología general de esta herramienta y se comenzó haciendo un repaso de los conocimientos y principios básicos que sostiene esta metodología. De manera interactiva, se fueron construyendo las definiciones de los conceptos básicos necesarios para la aplicación (medición, territorio, referencias, mapa, escalas, ubicación y posición geográfica, etc.,). Así, se logró que todos los participantes vencieran los miedos, animándose a aportar sus conocimientos y a preguntar lo que creían necesario”, detalló Álvaro Ludueña, coordinador del Sistema de Información Geográfica (SIG) de la Fundación.

Mapeo Lote 26 Salta Alvaro

Beneficios de mapear

Esta metodología de trabajo que utiliza FUNDAPAZ para acompañar a las poblaciones campesinas e indígenas en el proceso de acceso a sus derechos territoriales y a los recursos naturales, se realiza en zonas donde no hay mapas. Allí, las personas, luego de capacitarse en el uso de herramientas, recorren el territorio y mapean las distintas características del terreno obteniendo información sobre sus necesidades, potencialidades y fortalezas. Luego, con toda esa información se realizan cartografías que les permiten ver a muchos la problemática que los afecta en una zona y llegar a acuerdos. Además, este modelo de trabajo produce conocimiento porque las poblaciones aportan sus propios datos cualitativos y cuantitativos y sienta las bases para una propuesta colectiva ante un conflicto, ya que la información que presentan los mapas es transparente y considerada neutral.

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Jóvenes del Gran Chaco participaron de un Intercambio en Brasil

A mediados de octubre participaron en una nueva actividad de DAKI SV

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En el marco del 3er Programa de Formación en Agricultura Resiliente al Clima del proyecto DAKI – Semiárido Vivo, del 16 al 20 de octubre se realizó otra edición de los “Intercambios de conocimientos en las regiones semiáridas de América Latina”. La actividad, que reunió a jóvenes del Gran Chaco Americano, del Corredor Seco Centroamericano y del Semiárido brasileño, se hizo en Brasil, en el interior de los estados de Paraíba y Pernambuco.

Alrededor de 50 participantes compartieron diversas experiencias en las que aprendieron sobre organización y prácticas agrícolas lideradas por los propios jóvenes. La formación tiene como objetivo potenciar la construcción conjunta de conocimiento, la creación de redes a partir de la identificación y la visibilización de experiencias que permiten vivir en convivencia con las regiones semiáridas. También busca promover políticas públicas que mejoren la vida en los territorios.

“En el intercambio pude ver cómo es la participación de los jóvenes en Brasil. Cómo ellos se involucran en la defensa del territorio, en la agricultura y en la producción. Visitamos la familia de un joven que tiene una cisterna de 52.000 litros. Allí tienen una plantación de mandioca y hacen apicultura. Nos contaron que el agua no se desperdicia para nada. Hacen una purificación del agua que se usó, para que se vuelva a utilizar en huertas más pequeñas donde plantaron lechuga, cilantro, entre otras cosas”, contó Noelia Quispe, de la comunidad wichí Lote 75 de Embarcación, Salta, al regreso del viaje.

“Trabajan en conjunto-agregó- en la defensa del territorio. En una visita nos explicaron que se armó un grupo de 40 jóvenes de diferentes comunidades para defender el territorio ante el Gobierno que quería sacárselo. Fue una experiencia muy buena, me vine con nuevas ideas y estoy pensando cómo puedo replicar algunas cosas en mi zona.”

intercambio brasil banderas piso

Expresiones culturales, prácticas agrícolas, organizativas, intercambio de conocimientos y vivencias cotidianas fueron nutriendo la hoja de ruta de las visitas.

“De los recorridos que hicimos lo que más me gustó, es ver cómo se utiliza el gas que se obtiene de la bosta de vaca. En cuanto a la participación de los jóvenes, vi lo importante que es que se los convoque para que no se pierdan los conocimientos. Por ejemplo, mostrar cómo se hace para sembrar. Donde vivo se necesita mucho de esto.

En Brasil ponen mucho esfuerzo en todo y tienen un corazón solidario para que los jóvenes puedan involucrarse. Voy a tratar de llevar adelante proyectos teniendo en cuenta lo importante que es que todos estemos unidos”, comentó al final del intercambio, Claudio Mansilla de una comunidad Qom de la zona de Castelli, Chaco, que acompaña la Junta Unida de Misiones (JUM).

Gustavo Silva de Calilegüa, Jujuy, miembro de la comunidad Colla Guaraní Hermanos Unidos destacó la motivación que se experimenta en el país vecino: “Lo que veo de diferente, es que acá hay mucho entusiasmo en hacer algo cuando alguien lo propone. En nuestras zonas suelen aparecer dudas o cuestionamientos. Si se trabaja, pero falta más solidaridad”, agregó al analizar el trabajo juvenil.

Estas y otras experiencias fueron nutriendo un intercambio que puso su mirada en el futuro de los semiáridos de América Latina y sus poblaciones.

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