Taller apicultura

Primer taller de la Escuela de Apicultura Campesina e Indígena

Un espacio dentro de la Comunidad Wichí Lote 8 en Los Blancos, Salta, fue el escenario del primer taller de lanzamiento de la Escuela de Apicultura Campesina e Indígena en el que participaron representantes de 10 comunidades y de organizaciones criollas.

Se trata de una propuesta que forma parte del Plan Apícola que lleva adelante FUNDAPAZ con el apoyo de KIA, y que tiene entre otros, el objetivo de acompañar un proceso de aprendizajes conjuntos, que busca fortalecer la capacidad organizativa de las familias criollas e indígenas, visibilizando el rol de la mujer en la cadena apícola. El abordaje de este trabajo se realiza desde la modalidad teórica práctica de un apiario comunitario. El fortalecimiento de esta línea productiva significa una oportunidad de desarrollo para las familias chaqueñas en un contexto de cambio climático.

“El balance de este primer taller fue muy positivo; constituyó una instancia de formación clave que se fue gestando desde la participación de las organizaciones. Tuvimos en cuenta las experiencias previas hasta para seleccionar el lugar donde va a estar el apiario. Más adelante, con el funcionamiento de la Sala de Extracción que hay en Los Blancos, se va a fortalecer esta línea productiva. Todos los pasos se están dando con mucho diálogo, respeto y colaboración”, contó Andrea de Álvarez, referente de FUNDAPAZ.

Lugar de apiario

“Me sorprendió la buena convocatoria que tuvo el taller. Participaron jóvenes indígenas y criollos interesados en la apicultura que compartieron e intercambiaron sus vivencias”, agregó Natalia Barragán quien, junto a Víctor Pino, coordinaron el taller.

Uno de los participantes, Julio Albornoz, vive en la Comunidad Cincuenta Hectáreas en Morillo. Al terminar el taller y luego de compartir un almuerzo señaló: “agradecemos a la Zonal Wichí de Los Blancos y a FUNDAPAZ por esta invitación a trabajar juntos. Vinimos a participar de este proyecto de apicultura. Estoy muy contento”. Benicio Baldivieso, de la misma comunidad, agregó: “Es la primera vez que estoy participando en esto y me gusta. Estoy agradecido por representar a mi comunidad”.

Otro de los participantes, Elvio Paz, un joven de la Comunidad Misión San Patricio, destacó lo aprendido en este primer encuentro. “Estuvieron muy buenas las cosas que nos enseñó el profesor sobre apicultura”.

El monte salteño acogerá esta nueva propuesta que alienta una propuesta agroecológica y una mejor calidad de vida para las familias.

jovenes uocb

Experiencias que alientan la formación integral de los jóvenes del mundo rural

Las juventudes rurales son el futuro y la esperanza de un desarrollo sostenible en los lugares que habitan. La posibilidad de tener proyectos de vida que alienten el arraigo les permite tener un mayor protagonismo social.

Durante cuatro años más de 50 jóvenes de la UOCB, una organización del norte de Santa Fe, participaron en un programa de capacitación en liderazgo y emprendimiento con el fin de potenciar sus capacidades y promover el recambio generacional en la dirigencia de las organizaciones.

Nacidos en diferentes comunidades del departamento Vera y San Javier, fueron los protagonistas de esta iniciativa que contó con el apoyo de la Fundación Interamericana (IAF), y el acompañamiento del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el ex Instituto Nacional de Agricultura Familiar Campesina e Indígena (INAFCI) y FUNDAPAZ, entre otras instituciones.

Hoy, al reflexionar sobre esa experiencia Gabriela Varela, coordinadora del proyecto, consideró que “para la organización fue importante. Se abordó el tema del liderazgo y puso en tensión las miradas para repensar la identidad de los jóvenes. En las capacitaciones no sólo se trataban temas relacionados con el acceso a la tierra, a los bienes naturales o a la agroecología; sino también el relacionamiento con los otros y la posibilidad de pensar el liderazgo de manera integral”.

Por su parte, María luz Godoy, integrante de la Comisión Directiva de la UOCB, señaló que “fue una experiencia muy buena. Se abrieron diferentes espacios de diálogo con los jóvenes y se pusieron en marcha cerca de 19 emprendimientos. Vamos a continuar trabajando en la Comisión de Jóvenes de la UOCB para proyectar cómo seguir”.

En el paraje Fortín Charrúa Miriam Escobedo desarrolla Pancheto, una propuesta de venta de pan casero, facturas y otros productos de panadería. “Para mí el proyecto fue de gran ayuda, aprendí muchísimo. Fue el sostén de mi casa en los años de pandemia. Presenté una propuesta para tener un apoyo económico para levantar tres paredes, hacer una pieza e incorporar el horno. Con lo que me dieron, más el dinero que yo venía juntando, logré hacerlo y así tener mi lugar para trabajar”, contó.

“Hoy con mi emprendimiento sigo invirtiendo mis ganancias en un nuevo desafío, que es la apicultura. Ya logré comprar 10 cajones y con la venta de miel, logré comprar otros 10 cajones más. Así que estoy más que agradecida a nuestra organización la UOCB, y a FUNDAPAZ. Sin sus gestiones no podríamos lograr nuestros sueños.”


Pastas con sabor a hogar

“Yo empecé a participar de unos encuentros que organizaba la UOCB en Las Gamas, en Vera a fines de 2021- recuerda Juan Manuel Villasboas-, y luego se dio la oportunidad de presentar un proyecto para hacer pastas caseras que se llama Altas Pastas, una propuesta que yo ya venía desarrollando en el marco de los trabajos que hacemos en la Escuela de la Familia Agrícola (EFA) donde nos exigían tener un proyecto al terminar quinto año.  Con el acompañamiento de las promotoras y de Gabriela, y con el aporte económico, pude mejorar los productos y la rentabilidad”.

Al analizar el futuro de los jóvenes que viven en los parajes rurales, destaca que una vez terminada la secundaria hay que irse a una ciudad donde haya otras propuestas educativas con posibilidades para seguir creciendo. “Si bien hoy hay propuestas a las que se puede acceder de manera virtual, en la mayoría de los parajes no hay acceso a la conectividad. Es complicado porque a las familias les cuesta mucho poder sostener económicamente el estudio de los hijos en otro lugar. Yo estoy estudiando el profesorado en Agronomía en Reconquista y extraño un montón estar en mi casa. Cuando termine de estudiar me encantaría quedarme en mi zona”, subrayó.

Facundo Aranda, lleva adelante desde el 2022 un emprendimiento en el que hace artesanías en cuero crudo. “El proyecto para los jóvenes me ayudó mucho a innovar y a tener en cuenta cuestiones de márketing para mi emprendimiento. Fue importante porque yo vivo en el paraje Fortín Charrúa y estudio en una EFA que está a 100 kilómetros y con lo que gano puedo pagar la nafta de la moto para ir a estudiar”, contó.

“Las charlas y los talleres también me hicieron pensar en mi proyecto de vida futuro y en cómo puedo hacer para mejorar día a día”, finalizó Facundo.

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