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Se inició una ruta de formación para jóvenes de Salta y Jujuy

Jóvenes de comunidades wichi, guaraní y de organizaciones criollas que viven en el norte de Salta y noreste de Jujuy están participando en diferentes espacios de formación para fortalecer su identidad cultural, sus capacidades de liderazgo y alentar la definición de proyectos de vida que les permitan seguir creciendo en los territorios que habitan.

Esta propuesta forma parte de un Programa Integral de Formación que desarrolla FUNDAPAZ con Juventudes. El mismo, cuenta con el apoyo de Adveniat.

Uno de sus objetivos es brindarles una oportunidad para que vayan asumiendo roles protagónicos en sus comunidades y organizaciones. Además, busca proponer herramientas para que desarrollen emprendimientos propios que les permitan generar ingresos atendiendo el cuidado de la Casa Común desde una perspectiva eco-espiritual.

Encuentro jóvenes LM mesa
Encuentro jovenes LB

El martes último, integrantes de las comunidades wichí La Esperanza, Abregú, Los Ranchitos, Lote 6, La Pantalla, La Ruedita y 15 viviendas, fueron protagonistas en Los Blancos, Salta, de la primera actividad que dio inicio a la Ruta de Encuentros.

Allí se abordó el primer tema: las Juventudes y el Territorio. Así, los jóvenes pudieron reconocerse dentro de un territorio con sus particularidades, su cultura, espiritualidad, bienes naturales y oportunidades.

A más de 200 kilómetros de allí, otro grupo de jóvenes de la comunidad guaraní Tenta Kavi de la localidad de Yuto, Jujuy, replicaron la misma actividad en el Parque Nacional Calilegua, donde pudieron recorrer un sendero del Parque para redescubrir la biodiversidad y las particularidades culturales de ese territorio.

Durante el camino los jóvenes hicieron memoria de la historia del pueblo guaraní, se contactaron con la riqueza natural del espacio y reflexionaron sobre sus tradiciones culturales y espirituales. También recordaron el trabajo de Alicia Rivas, Mburuvicha de la comunidad Tenta Kavi, quien dedicó mucho empeño en la difusión de la cultura de su pueblo.

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jovenes uocb

Experiencias que alientan la formación integral de los jóvenes del mundo rural

Las juventudes rurales son el futuro y la esperanza de un desarrollo sostenible en los lugares que habitan. La posibilidad de tener proyectos de vida que alienten el arraigo les permite tener un mayor protagonismo social.

Durante cuatro años más de 50 jóvenes de la UOCB, una organización del norte de Santa Fe, participaron en un programa de capacitación en liderazgo y emprendimiento con el fin de potenciar sus capacidades y promover el recambio generacional en la dirigencia de las organizaciones.

Nacidos en diferentes comunidades del departamento Vera y San Javier, fueron los protagonistas de esta iniciativa que contó con el apoyo de la Fundación Interamericana (IAF), y el acompañamiento del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el ex Instituto Nacional de Agricultura Familiar Campesina e Indígena (INAFCI) y FUNDAPAZ, entre otras instituciones.

Hoy, al reflexionar sobre esa experiencia Gabriela Varela, coordinadora del proyecto, consideró que “para la organización fue importante. Se abordó el tema del liderazgo y puso en tensión las miradas para repensar la identidad de los jóvenes. En las capacitaciones no sólo se trataban temas relacionados con el acceso a la tierra, a los bienes naturales o a la agroecología; sino también el relacionamiento con los otros y la posibilidad de pensar el liderazgo de manera integral”.

Por su parte, María luz Godoy, integrante de la Comisión Directiva de la UOCB, señaló que “fue una experiencia muy buena. Se abrieron diferentes espacios de diálogo con los jóvenes y se pusieron en marcha cerca de 19 emprendimientos. Vamos a continuar trabajando en la Comisión de Jóvenes de la UOCB para proyectar cómo seguir”.

En el paraje Fortín Charrúa Miriam Escobedo desarrolla Pancheto, una propuesta de venta de pan casero, facturas y otros productos de panadería. “Para mí el proyecto fue de gran ayuda, aprendí muchísimo. Fue el sostén de mi casa en los años de pandemia. Presenté una propuesta para tener un apoyo económico para levantar tres paredes, hacer una pieza e incorporar el horno. Con lo que me dieron, más el dinero que yo venía juntando, logré hacerlo y así tener mi lugar para trabajar”, contó.

“Hoy con mi emprendimiento sigo invirtiendo mis ganancias en un nuevo desafío, que es la apicultura. Ya logré comprar 10 cajones y con la venta de miel, logré comprar otros 10 cajones más. Así que estoy más que agradecida a nuestra organización la UOCB, y a FUNDAPAZ. Sin sus gestiones no podríamos lograr nuestros sueños.”


Pastas con sabor a hogar

“Yo empecé a participar de unos encuentros que organizaba la UOCB en Las Gamas, en Vera a fines de 2021- recuerda Juan Manuel Villasboas-, y luego se dio la oportunidad de presentar un proyecto para hacer pastas caseras que se llama Altas Pastas, una propuesta que yo ya venía desarrollando en el marco de los trabajos que hacemos en la Escuela de la Familia Agrícola (EFA) donde nos exigían tener un proyecto al terminar quinto año.  Con el acompañamiento de las promotoras y de Gabriela, y con el aporte económico, pude mejorar los productos y la rentabilidad”.

Al analizar el futuro de los jóvenes que viven en los parajes rurales, destaca que una vez terminada la secundaria hay que irse a una ciudad donde haya otras propuestas educativas con posibilidades para seguir creciendo. “Si bien hoy hay propuestas a las que se puede acceder de manera virtual, en la mayoría de los parajes no hay acceso a la conectividad. Es complicado porque a las familias les cuesta mucho poder sostener económicamente el estudio de los hijos en otro lugar. Yo estoy estudiando el profesorado en Agronomía en Reconquista y extraño un montón estar en mi casa. Cuando termine de estudiar me encantaría quedarme en mi zona”, subrayó.

Facundo Aranda, lleva adelante desde el 2022 un emprendimiento en el que hace artesanías en cuero crudo. “El proyecto para los jóvenes me ayudó mucho a innovar y a tener en cuenta cuestiones de márketing para mi emprendimiento. Fue importante porque yo vivo en el paraje Fortín Charrúa y estudio en una EFA que está a 100 kilómetros y con lo que gano puedo pagar la nafta de la moto para ir a estudiar”, contó.

“Las charlas y los talleres también me hicieron pensar en mi proyecto de vida futuro y en cómo puedo hacer para mejorar día a día”, finalizó Facundo.

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