Antena en Tulumba

Consecuencias de la brecha digital en el desarrollo rural

En el contexto de la pandemia la falta de conectividad impactó con fuerza en las familias y en la organización social. Algunas estrategias que se pusieron en marcha.

Muchas zonas rurales de nuestro país reflejan las desigualdades que existen a la hora de poder acceder a derechos humanos básicos. La mayoría de las poblaciones con las que trabajamos se enfrentan a problemáticas estructurales vinculadas a limitaciones en el acceso al agua segura, a obras de infraestructura relacionadas con la construcción de caminos, escuelas, centros de salud; y también inconvenientes que garantizaran el derecho a la comunicación, debido a la falta de dispositivos y de acceso a la conectividad.

Esta última dificultad se puso en evidencia con más fuerza en el contexto de la pandemia por el COVID- 19,  evidenciando el gran impacto que esto tiene en las familias y en las organizaciones. La brecha digital multiplicó nuevas brechas que profundizaron el aislamiento y afectaron también el derecho a la educación y al trabajo de mujeres, hombres y jóvenes.

Al suspenderse las reuniones presenciales territoriales, la Fundación tuvo que diseñar nuevas estrategias que mejoraran las posibilidades de conectividad y de relacionamiento virtual, para poder continuar con los talleres de capacitación y con las reuniones que se venían desarrollando en el marco de los diferentes proyectos provinciales y regionales.

Así, por ejemplo, para continuar con el Programa de Pasantías de Saberes por los Semiáridos de América Latina -que se impulsa desde la Plataforma Semiáridos, dirigido a jóvenes del Chaco Trinacional, el Corredor Centroamericano y el Semiárido brasileño- se puso en marcha un acuerdo de cooperación técnica entre el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), SEMEAR Internacional y FUNDAPAZ, que permitió a un grupo de ocho jóvenes de la Argentina, Bolivia y Paraguay, tener o mejorar la conectividad en las zonas donde viven mediante la compra de dispositivos de telefonía celular, equipos de enlace wifi, o instalaciones de antenas para tener enlace wifi rural. Esto hizo posible que los jóvenes potenciaran su participación en dicho programa.

Noelia Anrique, vive en el paraje Los Socavones, al norte de Córdoba. Es una de las jóvenes que participa del Programa de Pasantías. “Desde que tenemos conectividad en nuestro lugar pude participar de reuniones y capacitaciones virtuales, que fortalecieron mis conocimientos. Además para postularnos para las pasantías en otros países teníamos que hacer un video donde nos presentábamos y describíamos nuestras actividades en el territorio, todo eso lo teníamos que mandar usando Internet. Hoy para todo es fundamental contar con conectividad”, destacó.

Ese acuerdo de cooperación técnica requirió del la articulación de diferentes instituciones y actores como la Junta Unida de Misiones (JUM), de Chaco; la intendencia local y la Fundación Plurales de Córdoba; Fundación Hugo de Paraguay; y CERDET de Bolivia. Juntos desarrollaron un plan de trabajo y ejecución de fondos.

casa Socavones

Por otra parte, en el marco del Programa de formación integral para jóvenes “Raíces Chaqueñas”, que cuenta con el apoyo de Church World Service (CWS), y en el que participan jóvenes de la Argentina y Bolivia, se brindaron equipos de telefonía y de acceso a la conectividad para que los jóvenes pudieran estar presentes de manera virtual en las diferentes instancias de capacitación e intercambio. Néstor Montes, de la comunidad wichí Lote 8 de Los Blancos, norte de Salta, explica que en la zona es difícil tener señal estable para poder comunicarse. “En la escuela o en el centro de salud, la señal de wifi no tiene el alcance suficiente, y en el hospital cabecera la señal tiene una contraseña y no se la comparte. Hay alrededor de 100 familias que no acceden a este servicio, por eso estamos viendo de instalar una torre a 20 km de Los Blancos para distribuir la señal. Acá hay cinco jóvenes que están participando de Raíces Chaqueñas y para poder conectarse a las reuniones tienen que pedir datos móviles”, relató.

Otro ejemplo, es el caso del Proyecto Comunidad Conectada, que coordina la UOCB, la Parroquia de Fortín Olmos, el senador departamental y la Comuna de Fortín Olmos, en el norte de Santa Fe. Allí varios actores articulan esfuerzos y recursos para garantizar el acceso a la conectividad mediante la instalación de una estación de emisión y recepción de señal de Internet. El sistema de distribución de la señal, que tiene un alcance superior a 5 km a la redonda para enlaces domiciliarios, llegará a 15 usuarios en una primera etapa y luego se estima que beneficiará a 50 familias. Isabel y Miriam Escobedo, y Lara Figueredo que viven en Fortín Charrúa coinciden en destacar que con el acceso a Internet mejoraron el manejo de muchos temas que tienen que ver con la educación.  “Podemos buscar información en general, ayudar a los chicos con las tareas de la escuela y participar en las clases virtuales de las carreras que estamos cursando”.

Así, con estas iniciativas en las que varias instituciones, organizaciones y actores locales suman esfuerzos se busca poder hacer realidad el derecho a la comunicación, a la educación y al trabajo en las zonas rurales.

Intercambio mujer animales grupo

Intercambio de saberes de los semiáridos de América Latina

Se realizó en Brasil y participaron representantes de organizaciones de Bolivia, Paraguay y la Argentina.

El entusiasmo por compartir conocimientos y sueños, que anidan en el semiárido brasileño, fue el corazón que impulsó esta experiencia que coordinó el Centro de Estudios del Trabajo y de Asesoría al Trabajador y a la Trabajadora (CETRA), y que se desarrolló entre el 25 de noviembre y el 3 de diciembre en Sobral, estado de Ceará.

Hasta allí llegaron agricultores, agricultoras,  técnicos / as provenientes de Bolivia, Paraguay y Argentina, que forman parte de la Plataforma Semiáridos, para conocer diferentes experiencias locales.

La iniciativa forma parte de una de las actividades del proyecto Saberes del Semiárido, que lleva adelante CETRA, junto con el Programa Adaptando Conocimiento para la Agricultura Sostenible y el Acceso a Mercados (AKSAAM) con el financiamiento del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), y que tiene entre sus objetivos fortalecer la Cooperación Sur-Sur.

Durante el intercambio las familias agricultoras de las comunidades de Boqueirão y Santa Lucía compartieron con los visitantes el proceso de construcción de tres tecnologías sociales: el biodigestor, el reuso de aguas grises y la cocina ecológica. Además de los intercambios de experiencias, el grupo también participó en el Seminario Internacional Semiáridos de América Latina: Intercambiando Saberes y Sueños, que se realizó al final de las visitas. Allí, se puso en palabras el valor de esta iniciativa. Para Flaviana, de Sobral, coordinadora de la Red de Ferias Agroecólogicas y solidarias, fue muy importante poder compartir los beneficios de un horno ecológico:  “Cambió mi vida y la de mis compañeras. Hacemos comidas más ricas, más sanas y consumimos menos leña. Estoy feliz de haber recibido a mis compañeros en mi quintal y espero que ellos puedan construir y utilizar esta tecnología”.

Uno de los visitantes, Juan, miembro de la Fundación Hugo, agradeció y destacó la alegría de haber participado en esta experiencia. “La realidad socioeconómica de aquí es muy parecida a la del Chaco paraguayo, pero lo que más me llamó la atención fue el arraigo y el empoderamiento de las familias y el acompañamiento del gobierno local. Creo -agregó- que por medio de estas iniciativas, es posible pensar en una América Latina más justa y equitativa, donde las organizaciones puedan llevar a sus territorios conocimientos nuevos”.

Por su parte, Mariela, miembro de una comunidad guaraní de Bolivia, remarcó la alegría de haber compartido momentos con hermanos tremenbé que tienen las mismas vivencias. “Me gustaron las tecnologías que utilizan aquí porque cuidan el medio ambiente y nosotros como pueblos indígenas valoramos el cuidado de nuestro territorio y de la naturaleza”, señaló.

María Luz, de la Argentina valoró la participación de las mujeres y los jóvenes en este intercambio, a la vez que manifestó lo impactada que quedó al conocer diferentes prácticas agroecológicas y lo importante que son para la salud y el medio ambiente.

“El intercambio fue muy bueno para nosotros. Lo que más me gustó fue la capacitación en la construcción de nuevas tecnologías sociales que pueden funcionar muy bien en el Chaco argentino, como el biodigestor, sistemas para el reuso de aguas grises, y la cocina, todo ligado a un proceso agroecológico que garantiza la soberanía alimentaria”, precisó César Ardiles, técnico de FUNDAPAZ.

Estas y otras vivencias y palabras que se echaron a andar contienen sueños de igualdad, prosperidad y futuro para las regiones semiáridas de América Latina.

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