Se construyeron 10 cisternas en la zona centro de la provincia. Se hicieron con aportes del Concurso del Agua que organiza la Fundación Vida Silvestre y Coca Cola Argentina
Diez familias rurales, alrededor de 64 personas, que viven en la zona centro de Santiago del Estero, van a poder acceder a agua segura gracias a que ahora cuentan con cisternas con capacidad para captar y almacenar 16.000 litros de agua de lluvia cada una.
Este logro es el resultado de la implementación del proyecto «Mejora de infraestructura para la captación y almacenamiento de agua de lluvia con familias de los departamentos San Martín, Sarmiento y Avellaneda en la provincia de Santiago del Estero«, que FUNDAPAZ puso en marcha al ser una de las instituciones ganadoras de la 13° edición del Concurso del Agua que organizan la Fundación Vida Silvestre y Coca Cola Argentina, con el apoyo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación y del Centro de Innovación Social de la Universidad de San Andrés (UdeSA).
Las familias con las que se desarrolló este proyecto forman parte de la organización de base campesina llamada Mesa de Organizaciones del Centro de Santiago del Estero (MOCeSE) y se dedican a la producción de ganado vacuno, caprino, porcino y avícola; a la producción forestal; y algunas de ellas a la realización de artesanías. Sus integrantes fueron capacitados en la construcción y mantenimiento de las obras como así también en el manejo del recurso.
En los encuentros de capacitación se reflexionó no sólo sobre el valor del agua para la vida, sus usos y cuidados cotidianos, sino que además se analizó la temática del agua como derecho humano.
Desde hace varios años los pobladores de la zona tienen serios problemas para acceder al agua de calidad en la cantidad necesaria para consumo y producción, debido a las características ambientales del lugar provocadas por el sobrepastoreo, la deforestación y la degradación de los suelos. El agua que se obtiene de los pozos tiene altos niveles de salinidad o arsénico. Por eso, la construcción de estas 10 cisternas les permite a las familias mejorar la calidad de vida.
«Antes teníamos que sacar agua de un pozo o esperar a que el comisionado del agua nos trajera agua cada quince días o un mes. Tener una cisterna en la casa es muy bueno porque el agua es mucho mejor que la que teníamos antes, además tenemos el filtro y con eso el agua es más clara y tiene otro sabor», cuenta Soledad Vieyra del paraje Tala Pocito.
«La construcción de la cisterna ha sido muy importante para nosotros ya que hacíamos kilómetros para conseguir el agua», agrega Teresa Gómez, del paraje Pozo Mositoj.
Este proyecto también contó con el aporte del Proyecto Agua Segura, que a través del programa Familias Activas, hizo entrega de filtros para mejorar la calidad del agua almacenada en las cisternas. Así las familias se van apropiando de esta tecnología reconociendo su valor con su uso y cuidado cotidiano.