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Con el objetivo de cuidar el monte nativo y promover el desarrollo rural sostenible, desde FUNDAPAZ estamos articulando distintas iniciativas junto a organismos públicos y familias ganaderas del norte de la provincia de Santa Fe.

El bosque nativo cumple un rol central no solo en la sustentabilidad ambiental, sino también en la seguridad material de las familias, el arraigo territorial, la transmisión intergeneracional de saberes y la construcción de sentido colectivo. Para las comunidades rurales que lo habitan, el monte es al mismo tiempo sustento, memoria y horizonte de futuro.

 

Avanzar en este enfoque integral requiere necesariamente de procesos de articulación y corresponsabilidad entre las comunidades y los distintos organismos públicos y privados con presencia y competencias en el territorio. En ese camino, desde FUNDAPAZ afianzamos la articulación con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Dirección de Bosques y Áreas Protegidas del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de Santa Fe.

En este marco, comenzamos a implementar Planes Integrales Comunitarios (PIC), iniciativas desarrolladas de manera conjunta con familias ganaderas que buscan fortalecer el manejo socioforestal, impulsar el desarrollo rural sostenible y conservar el monte nativo.

Como parte de estas acciones, durante los días 18 y 19 de diciembre visitamos a dos familias del paraje El Eucaliptal (Departamento Vera, al norte de la provincia), quienes comenzarán con planes de manejo forestal en sus territorios. Allí dialogamos con ellas sobre cómo ven sus campos, cómo proyectan el manejo del ganado y otras actividades productivas, y qué acciones consideran necesarias para mejorar su calidad de vida al tiempo que cuidan el monte.

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De la actividad participó Luciana Manelli, directora de Bosques y Áreas Protegidas de la Provincia, quien destacó: “No hay posibilidad de defender nuestro ambiente sin defender a las personas que lo habitan. En los montes de Santa Fe tenemos un desafío muy grande: fortalecer el arraigo, brindar oportunidades y garantizar derechos a quienes hoy sostienen esos ambientes, las familias rurales”. Además, subrayó la importancia del trabajo articulado entre los distintos actores del territorio: “Estamos muy contentos con el entendimiento que estamos teniendo con FUNDAPAZ y otras organizaciones que están hace mucho en la zona”.

En la visita también estuvieron presentes los asistentes técnicos del Ministerio que llevarán adelante los planes de manejo. Carolina Mendoza, una de ellas, valoró especialmente el trabajo en el territorio: “Estoy muy contenta del intercambio con las familias, de poder escuchar sus inquietudes y conocer sus realidades. Conocer en territorio su experiencia trabajando y viviendo en el monte fue muy enriquecedor”. Una mirada compartida por Lautaro Airaudo, otro de los asistentes técnicos, quien señaló: “Fue una muy buena experiencia, sobre todo para entender la realidad local y complementar nuestro enfoque técnico con la mirada social”.

En la jornada siguiente, y como parte de esta articulación, se realizó también un taller sobre la Ley de Bosques y Planes de Manejo. Además de representantes del Ministerio y de FUNDAPAZ, participaron integrantes de la Unión de Familias Organizadas de la Cuña Boscosa y los Bajos Submeridionales (UOCB), organización a la que acompañamos desde hace años en el norte provincial.

 

Haciendo un balance de las actividades, Gabriela Varela, técnica de FUNDAPAZ en Santa Fe, destacó: “Los intercambios que surgieron tanto del taller como de la visita a las familias nos permitieron conocer más acerca de las necesidades que hay en la zona, de cómo trabajan en el campo, de cómo conocen el bosque. Estos días dejaron mucho aprendizaje y ganas de volver a la zona para avanzar con lo propuesto”.

Promover un desarrollo rural integral y sostenible implica pensar a las familias habitando su territorio, reconociendo su vínculo directo con el bosque nativo no solo como un recurso productivo, sino como un espacio de vida, identidad y pertenencia.

Ese vínculo, que hoy nos desafía, también nos convoca a reconstruir una relación más justa y equilibrada con el monte, desde una mirada de ecología integral, donde lo ambiental, lo social y lo humano no pueden pensarse de manera fragmentada, y donde el cuidado de la casa común es inseparable del cuidado de las personas y comunidades que la habitan.

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